Hace un tiempo el eurodiputado judío-alemán Martin Schulz acusó al inglés Nigel Farage de fascista. Schulz se vio obligado a retractarse de su acusación ante el resto de eurodiputados porque Farage sólo se había mostrado en desacuerdo con las ideas de Schulz y eso no era ser un fascista, era simplemente que no estaba de acuerdo con él, además semejante acusación, viniendo de un judío-alemán podía tener consecuencias graves para la vida pública y privada de Farage. Acusar a alguien de fascista a la ligera es algo muy común en nuestros días, pero este incidente concretamente me dio una idea ¿Hasta qué punto se utiliza esta acusación sin sentido? Me propuse averiguarlo.
Aunque nunca de una forma continuada participé en foros y discusiones en Internet sobre temas que me interesaban, intenté ser sensato, nada de insultos o palabras malsonantes que pudieran ofender, siempre intentando razonar. Todo daba igual, pasara lo que pasara siempre alguien terminaba insultándome y acusándome de fascista, y si me defendía aún era más fascista, lo más chocante era que incluso los de “derechas” me acusaban de fascista o de nazi. ¿Era yo un ultrafascista sin saberlo? Se me ocurrió otra idea para comprobarlo.
En vez de escribir mi opinión me limité a copiar y pegar los comentarios de los que me habían acusado de fascista en foros que trataban el mismo tema ¿Resultado? El esperado, ese mismo comentario “antifascista” era considerado como fascista. Aún fui a más, de modo que comencé a pegar frases de El Capital, El Manifiesto Comunista y otros libros de izquierdas clásicos, pues más de lo mismo, también estas frases eran fascistas. Hice muchas pruebas, desde dichos populares o frases sin sentido hasta contestar con sentencias de la sabiduría hindú. En este caso se me consideró como un esoterista nazi.
Debo reconocer que me lo pasé genial, a veces no podía contener las carcajadas cuando leía las contestaciones. Toqué muchos temas, daba igual el que fuera, bastaba con intercambiar varios mensajes demostrando que no estaba de acuerdo para que me llamaran fascista. Lo de menos era la idea que defendiera, en unos foros me posicionaba a favor de un tema, el otros en contra, pues daba lo mismo, en ambos terminaba como fascista. En ocasiones mi oponente se veía obligado a realizar verdaderas piruetas mentales para acusarme, pero el final siempre era el mismo; yo era un fascista.
No penséis que eran únicamente temas sesudos de economía, política o cuestiones sociales, he sido fascista por defender la pesca de la sepia o dudar de cómo jugar mejor a un videojuego. Ahora, la noche que casi despierto a toda la familia y a los vecinos del ataque de risa que me entró fue en una discusión sobre la cría de los gusanos de seda, yo era un fascista por haberlos criado en cajas de zapatos cuando era un chavalín.
Si algo me quedó claro con esta “investigación científica” es que la gente como se quede sin argumentos los primero que hace es intentar ofenderte, aún más, intenta conseguir el apoyo de los demás participantes tachándote de fascista; es decir, me quedó clarísimo que mucha gente tiene dos dedos de frente. Debo reconocer que de vez en cuando aparecía alguien con frases como: ¿Esta discusión va en serio?
Antes de Internet, por mi forma de pensar, los de izquierdas siempre me han considerado de derechas y los de derechas de izquierdas, debía ser muy raro yo. Ahora me he quedado más tranquilo, soy en general un fascista más como miles de personas que no están de acuerdo en algo, en mi caso y en política, por no estar de acuerdo ni con un lado, ni con el otro, ni con los del medio. Si fueran ciertas tantas acusaciones sobre la existencia de fascistas y Mussolini se levantara de la tumba, sería con la boca abierta de ver tantos millones de fascistas hoy en el mundo.
Aunque nunca de una forma continuada participé en foros y discusiones en Internet sobre temas que me interesaban, intenté ser sensato, nada de insultos o palabras malsonantes que pudieran ofender, siempre intentando razonar. Todo daba igual, pasara lo que pasara siempre alguien terminaba insultándome y acusándome de fascista, y si me defendía aún era más fascista, lo más chocante era que incluso los de “derechas” me acusaban de fascista o de nazi. ¿Era yo un ultrafascista sin saberlo? Se me ocurrió otra idea para comprobarlo.
En vez de escribir mi opinión me limité a copiar y pegar los comentarios de los que me habían acusado de fascista en foros que trataban el mismo tema ¿Resultado? El esperado, ese mismo comentario “antifascista” era considerado como fascista. Aún fui a más, de modo que comencé a pegar frases de El Capital, El Manifiesto Comunista y otros libros de izquierdas clásicos, pues más de lo mismo, también estas frases eran fascistas. Hice muchas pruebas, desde dichos populares o frases sin sentido hasta contestar con sentencias de la sabiduría hindú. En este caso se me consideró como un esoterista nazi.
Debo reconocer que me lo pasé genial, a veces no podía contener las carcajadas cuando leía las contestaciones. Toqué muchos temas, daba igual el que fuera, bastaba con intercambiar varios mensajes demostrando que no estaba de acuerdo para que me llamaran fascista. Lo de menos era la idea que defendiera, en unos foros me posicionaba a favor de un tema, el otros en contra, pues daba lo mismo, en ambos terminaba como fascista. En ocasiones mi oponente se veía obligado a realizar verdaderas piruetas mentales para acusarme, pero el final siempre era el mismo; yo era un fascista.
No penséis que eran únicamente temas sesudos de economía, política o cuestiones sociales, he sido fascista por defender la pesca de la sepia o dudar de cómo jugar mejor a un videojuego. Ahora, la noche que casi despierto a toda la familia y a los vecinos del ataque de risa que me entró fue en una discusión sobre la cría de los gusanos de seda, yo era un fascista por haberlos criado en cajas de zapatos cuando era un chavalín.
Si algo me quedó claro con esta “investigación científica” es que la gente como se quede sin argumentos los primero que hace es intentar ofenderte, aún más, intenta conseguir el apoyo de los demás participantes tachándote de fascista; es decir, me quedó clarísimo que mucha gente tiene dos dedos de frente. Debo reconocer que de vez en cuando aparecía alguien con frases como: ¿Esta discusión va en serio?
Antes de Internet, por mi forma de pensar, los de izquierdas siempre me han considerado de derechas y los de derechas de izquierdas, debía ser muy raro yo. Ahora me he quedado más tranquilo, soy en general un fascista más como miles de personas que no están de acuerdo en algo, en mi caso y en política, por no estar de acuerdo ni con un lado, ni con el otro, ni con los del medio. Si fueran ciertas tantas acusaciones sobre la existencia de fascistas y Mussolini se levantara de la tumba, sería con la boca abierta de ver tantos millones de fascistas hoy en el mundo.
7 comentarios:
Magnífico experimento. En efecto los calificativos más denostados socialmente -no sólo "fascista"- se utilizan indiscriminadamente para denigrar una opinión que simplemente es contraria o distinta.
A la gente no le interesa la verdad, le interesa tener la razón y que el maloso y tontoso sea el otro.
Yo hace poco también hice un experimento, entré en la web de un famoso periodista, uno de los que proclama a los 4 vientos la libertad de expresión, la libertad individual, etc.
Pues bien, me de alta en su web, entré al foro y di mi opinión en varios hilos que me interesaban, no estaba de acuerdo con las opiniones allí vertidas, asi que di la mia de forma seria, con datos y muy respetuosa, sin exabruptos.
A mis comentarios recibí insultos, risas, burlas, se metieron con mi familia, mi procedencia, mi cultura, me llamaron por supuesto nazi, fascista y muchas coas mas.
Yo contestaba a todo esto replicando de forma seria y respetuosa uno a uno, hasta que un dia -duré 3 o 4- ya no pude entrar a la cuenta, me habían baneado.
Asi que la libertad de expresión se suele pedir en los lugares ajenos, en el nuestro propio lo solemos coartar.
Muy buen el blog, enhorabuena.
Vaya, vaya, no sabía yo que hacías el "troll" por ahí, Paco ;)
En los foros te dirían fascista, porque las discusiones son offline y es como más a gusto se quedan hasta que puedan volver a opinar, soltando la "mierda" de turno, pero online jamás he oído a nadie llamarte de manera pública fascista, lo más que escuché fue arpío ;)))
De lo que te conozco, lo que sí puedo dar fe es que eres una persona siempre respetuosa y educada, y si tienes que defender una postura, es con argumentos sólidos.
Hilarante que pegaras trozos de los libros de izquierdas y aún así resultaras tachado de fascistoide XDDDD.
Bueno, me he partido de risa con lo de los gusanos, es que no sé en qué otro sitio se deben criar, los pobres míos también estaban año tras año en cajas de zapatos o de galletas :P
Besos
A la próxima pensamos un experimento para realizarlo juntos. Por lo menos las risas estarán aseguradas
Trolleando y contrariando al personal. Que poca vergüenza, esa forma de actuar es mas propia de un vulgar facha. ;P jeje.
Estas cosas suelen pasar, también si no tienes una postura muy definida en la que te puedan encasillar con facilidad y te amoldas a un patrón o un estereotipo predefinido, la gente se pone nerviosa y te ataca, porque no sabe realmente de que lado estás.
Los de izquierdas te llaman facha, los de derechas rojo, los escépticos crédulo y los creyentes desinformador. Uf, es lo malo de los foros públicos.
jajajaja!!! Que buenísima entrada! Ahora tengo dudas, podrías por favor pegar los links de los foros? Digo, porque como diría la maestra así nos reímos todos!! jajaja!!
De mi experiencia de Planeta mamá (un foro de madres) saqué las mismas conclusiones, al final ya nadie me quería ni un poco, solo con opinar diferente una ya es una mala madre...
Mejor no pego nada que como me reconozcan ya me puedo esconder bajo tierra, pero desde luego estás invitada a la próxima investigación :)
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