El Sahara era un vergel hace unos 6000 años, lentamente se transformó en el desierto que conocemos ahora. En España no nos gusta esperar, así que en lugar de tantos años vamos a transformar nuestra península en un desierto en pocos lustros ¡Que no se diga!
El levante español consume tanta agua que terminará por secar al país entero. El turismo, los parques acuáticos, los adosados con césped, las piscinas o los campos de golf consumen más agua que la agricultura, pero oficialmente la culpa es de los malévolos agricultores que contra viento y marea se empeñan en regar; desde luego, que vicio tienen.
Ni con desalinizadoras, ni trasvases del Ebro, podemos ir pensando en un trasvase desde el Ródano o el Rhin si queremos impedirlo. Consumimos más agua que Alemania y eso que son unos 40 millones más que nosotros.
Durante el 2009 recibimos la visita de 52.000.000 de turistas y nos quejamos porque habíamos perdido 5.400.000. Cuando desmantelamos nuestro tejido productivo y nos dedicamos de pleno al turismo nadie nos dijo que no teníamos bastante agua para tantos millones de visitantes, así que le vamos quitando el agua a la agricultura y se la pasamos al turismo. Ahora comemos melones brasileños, naranjas y tomates de Marruecos.
Son beneficios rápidos, lo importante es dar beneficios, muchos beneficios, en el futuro que le encuentren una solución si pueden, nuestros descendientes ya se apañarán. Lo primero es el dinero, para eso somos más neoliberales que nadie. Ya sabéis que tras la lectura profunda de esta filosofía económica, consultar con expertos y ver tropecientos documentales, después de una prolongada meditación llegué a encontrarle una definición adecuada: “Todo por la pasta”.
Los políticos no nombran el tema, mirando hacia el techo y silbando cuando alguien les pregunta sobre la cuestión. Los medios de comunicación o lo dicen tan bajito que no te enteras o tan rápido que no te da tiempo a escucharlo. La península se transforma en un desierto mientras impera la ley del silencio.
Sólo de pensarlo que sed me está entrando…
El levante español consume tanta agua que terminará por secar al país entero. El turismo, los parques acuáticos, los adosados con césped, las piscinas o los campos de golf consumen más agua que la agricultura, pero oficialmente la culpa es de los malévolos agricultores que contra viento y marea se empeñan en regar; desde luego, que vicio tienen.
Ni con desalinizadoras, ni trasvases del Ebro, podemos ir pensando en un trasvase desde el Ródano o el Rhin si queremos impedirlo. Consumimos más agua que Alemania y eso que son unos 40 millones más que nosotros.
Durante el 2009 recibimos la visita de 52.000.000 de turistas y nos quejamos porque habíamos perdido 5.400.000. Cuando desmantelamos nuestro tejido productivo y nos dedicamos de pleno al turismo nadie nos dijo que no teníamos bastante agua para tantos millones de visitantes, así que le vamos quitando el agua a la agricultura y se la pasamos al turismo. Ahora comemos melones brasileños, naranjas y tomates de Marruecos.
Son beneficios rápidos, lo importante es dar beneficios, muchos beneficios, en el futuro que le encuentren una solución si pueden, nuestros descendientes ya se apañarán. Lo primero es el dinero, para eso somos más neoliberales que nadie. Ya sabéis que tras la lectura profunda de esta filosofía económica, consultar con expertos y ver tropecientos documentales, después de una prolongada meditación llegué a encontrarle una definición adecuada: “Todo por la pasta”.
Los políticos no nombran el tema, mirando hacia el techo y silbando cuando alguien les pregunta sobre la cuestión. Los medios de comunicación o lo dicen tan bajito que no te enteras o tan rápido que no te da tiempo a escucharlo. La península se transforma en un desierto mientras impera la ley del silencio.
Sólo de pensarlo que sed me está entrando…
2 comentarios:
Paco, hay que ser positivo. No es que España vaya a ser un desierto, es que se están ampliando las zonas de playa hasta que lleguen a Madrid que no tienen. Deja de ver fantasmas donde no los hay
¡Eh! Que no te había visto. Creo que debemos tratar esto del desierto mientras tomamos unas buenas birras en un bar con aire acondicionado.
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