Analizer

sábado, 18 de diciembre de 2010

Me están poniendo nervioso

Una ley para poder cerrar webs sin que lo dicte un juez, fiscalía contra el odio o creación de penas contra la blasfemia. Estas son algunas de las condiciones con las que nos quieren hacer vivir en la nueva sociedad y no me gusta nada, me están poniendo nervioso.
No sólo quieren cerrar las webs de intercambio de archivos con la excusa de la piratería, también las que tengan enlaces hacia ellas. Es sólo el comienzo para anular cualquier web que no convenga a los que nos gobiernen, sea políticamente o económicamente; casi mejor, sólo económicamente, porque los políticos no son más que los chiquitos de los recados.
Tal y como se empezó con las webs de intercambio se han levantado las primeras voces para cerrar las hemerotecas digitalizadas. Las hemerotecas son muy peligrosas, nada más y nada menos que nos permiten leer el pasado y existen muchos pasados que ocultar, como los políticos que hace pocas décadas eran terroristas y ahora son demócratas hasta la medula o algún cantante que era falangista, luego comunista, luego anarquista (o al revés) y de momento va por socialista. La excusa es buenísima, resulta que ha disminuido el número de visitantes a las hemerotecas en el mundo físico. Estos cierres no sólo afectarían a los periódicos, no, se incluye, por ejemplo, el Archivo de Indias. Se ve que investigar la historia tiene más peligro que Mcgiver en una ferretería.
¿No tenemos una constitución? ¿No tenemos leyes? Pues que un juez aplique lo oportuno y punto, pero nada de dejarlo en manos del político de turno. La Sociedad General de Autores y su canon, básico para esta ley, esconde muy oscuros intereses además del económico, nada despreciable.
¿Pero qué es eso de la fiscalía contra el odio cerrando webs? ¿Se puede condenar un sentimiento humano? De ahí a la policía del pensamiento sólo hay un paso.
Ahora todo son fobias, en otras palabras, enfermedades mentales. Si odio a mi vecino soy vecinofóbico y los divorciados padecen de exfobia hacia su antigua pareja. Lo que hay que penar son los actos y no los sentimientos, porque reprimir el odio sólo conseguirá que cuando salté lo haga arrasando todo lo que encuentre a su paso.
Le casco con un palo en la cabeza a mi vecino, pues me la cargo, pero si escribo que lo odio porque me mata los geranios no es ningún delito. Al que escriba una auténtica salvajada se le denuncia y un juez que dicte sentencia según las leyes, nada de una organización parapolicial haciendo lo que le da la gana y según convenga al margen de la ley.
Esta fiscalía es sólo es una tapadera que usa lo de la incitación al odio para ejercer su control sobre la población. Se empieza por los “ultras” y poco a poco se va pasando a aquellos grupos que no sean sumisos al sistema. Mirad, de momento disimuladamente han incluido entre estas webs a las satanistas. El satanismo es sólo una religión más, por muy mala prensa que tenga en las películas de terror. Digo yo que si los satanistas incitan al odio podemos decir que las demás religiones incitan al odio contra los satanistas.
Empezamos con estas cosas del odio y terminamos considerando cualquier sentimiento humano como una enfermedad ¡Ah! ¿No te lo crees? Ahora resulta que el espíritu de rebeldía, cuestionar la autoridad o ir contra el sistema también es una enfermedad mental llamada "trastorno de desafío oposicional" y como era de esperar las farmacéuticas ya tienen unas pastillas contra semejante disfunción mental. Dentro de 10 años el que critique al gobierno se le cerrará la web y a darle pastillas para toda su vida. Sino al tiempo.
Ahora, lo de las penas por blasfemia es rizar el rizo. Resulta que la Organización de la Conferencia Islámica lleva desde 1999 dale que te pego al tema para que la ONU lo admita. El año pasado consiguió un pequeño éxito y este año fue a por más. Si un día lo consiguen adiós a la libertad de expresión. En teoría es para defender a todas las religiones, en la práctica una forma de liarla bien liada, porque lo que una religión considera un dogma para otra es una blasfemia, y lo que para un ateo es libertad de expresión es una terrible ofensa para una u otra religión.
El otro día veía en la televisión un supuesto programa de humor en donde se burlaban de Jesucristo diciendo que era alcohólico. Haces lo mismo con Mahoma o un patriarca judío y tu programa dura menos que el último de Boris Izaguirre, que la mayoría ni nos enteramos que lo había estrenado. Lo que da miedo es que en esto de la blasfemia se ha demostrado que la única forma de que no se produzca es haciendo que te teman, sólo falta legalizar el derecho de atemorizar a los pretendidos blasfemos.
Siendo ateo nunca he blasfemado porque considero que se trata de una ofensa contra los sentimientos de mis semejantes; bueno, si descontamos algún taco clásico o esos chistes que hasta cuentan los cristianos. Mi opinión es que falta educación y menos leyes religiosas manejadas vete a saber por quién.
En definitiva, que entre controlarme las webs, impedir que exprese lo que pienso porque como a alguien no le convenga soy un enfermo mental y no poder opinar sobre religión, me están poniendo nervioso, muy nervioso.

P. D.
Había hecho una relación exhaustiva de los beneficios económicos de Teddy Bautista, el jefazo de la Sociedad General de Autores, pero me han escrito de Blogger diciéndome que no les cabe en el disco duro del servidor.

1 comentario:

Piedra dijo...

Me cago en dios y en su pastelera madre, pues si, la gente no reacciona antes estas cosas porque no se da cuenta a lo que pueden llegar y cuando por fin lo hacen ya es demasiado tarde o han conseguido hacerlo de un modo tan sutil, que nos hemos acostumbrado sin darnos cuenta.

Las sectas satánicas solo son cuatro salidos con dinero que buscan dar rienda suelta a sus instintos sexuales mas bajos, pero cristianos o musulmanes son responsables de millones de muertes durante toda su existencia. Hipocresía.