El pueblo chino y su cultura es la más vieja del mundo. Hace 10.000 años ya cultivaban arroz y hace 8.600, mientras Mesopotamia era recorrida por trogloditas que no sabían hacer la “o” con un canuto, alguien escribió en la concha de una tortuga las primeras letras y números que conocemos. Era un pueblo muy viejo cuando todavía no existían las pirámides.
Su nivel cultural fue descomunal. Para comprenderlo basta pensar que mientras la edad de oro europea duró unos 80 años, la suya duró cerca de 1.000. Esta civilización ha continuado sin interrumpirse hasta hoy; aunque por lo que leo, no se si llegará a mañana por la mañana.
En el año 551 a. C. nació lo que hoy llamaríamos un niño superdotado, pero en lugar de tener un fracaso escolar, se esforzó. Mientras los otros mozuelos jugaban a los juegos tradicionales, él se inventaba sus propios juegos de ingenio, leía a los filósofos y estudiaba, sobre todo estudiaba.
Cuando sintetizó las ideas acumuladas durante siglos por sus antepasados y dio a conocer su pensamiento no hizo lo clásico de crear una religión o una filosofía, que como hemos visto a lo largo de la historia era lo más normal del mundo, dio origen una doctrina moral. Para comprenderla creo que basta con recordar una de sus frases más famosas: “No hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. En una sola frase resumió listas enteras de leyes y mandamientos creados por los humanos o supuestamente dictados por los dioses o que dictarían en el futuro.
Su fama se expandió mientras se hizo cargo de la economía de una región, al conseguir con su ética que desaparecieran los ladrones, pero si algo sorprendió de verdad, fue un hecho que ni los dioses habían logrado ¡Los comerciantes eran honrados!
Desde hace mucho más de dos milenios el pueblo chino se ha guiado por sus enseñanzas. Siguieras la religión que siguieras, budismo, animismo o cristianismo, el confucionismo (cuantos “ismos” seguidos) podía ser parte de tu vida; a no ser, claro, que se trate de una religión de odio al infiel o que intente esclavizar a los otros al creerse superiores.
Siempre me gustó Confucio. Fue capaz de demostrar que la espiritualidad no está ligada a la religión, que el uso de la razón también lleva a los más nobles sentimientos y acciones, y que para ser un sabio no debes ir todo el día por ahí con la cara larga diciendo frases profundas, porque encima tenía sentido de humor: "Si un pájaro te dice que estás loco, debes estarlo, los pájaros no hablan”.
Además fue el primer pensador ateo capaz de enseñarnos que se puede dialogar con alguien que no piense como tú sin terminar discutiendo, más aún, que pueden ser amigos y todo, porque para Confucio la educación es una de sus bases. Dice una leyenda que habló con Lao-Tsé (el del Yin y el Yang) y sorprendentemente no terminaron a grito limpio como pasaría hoy en día.
Pues bien, ha empezado el ataque contra Confucio. La China del siglo XXI es comunista y capitalista, mantiene su viejo gobierno pero la sociedad se ha lanzado al consumo despiadado. Pekín ha arrasado los barrios viejos y construye sin parar, por sus calles circulan casi cuatro millones de coches y los nuevos ricos abundan. En un poblado pesquero de pocos habitantes se han levantado 3.000 rascacielos en 20 años. Las condiciones de muchos trabajadores son las de auténticos esclavos, las familias tradicionales se deshacen, una población que no pedía préstamos está en la actualidad hipotecada y endeudada hasta las cejas. Vamos, que están haciendo lo mismo que nos hicieron a los españoles pero en plan descomunal por el tamaño del país, y su caída será más brutal que la nuestra. Pero este capitalismo tiene un terrorífico enemigo: Confucio.
En los últimos lustros se han levantado muchas voces alertando de que una sociedad así está condenada a la destrucción, que se están perdiendo la identidad ética, que no todo es dinero. Los chinos ven desaparecer sus valores más profundos.
La guerra contra el molesto Confucio, que impide que se considere mejor aprovecharse de los demás que ser honrado, ha comenzado. Se escriben artículos en donde se le presenta como un filósofo caducado, remarcando cualquier aspecto que lo muestre como un personaje no tan sabio y preocupado por los demás. De momento se hacen documentales y reportajes en los que sutilmente se le ridiculiza o desprestigia, luego vendrán los que directamente le ataquen hasta que los propios chinos sientan que es ridículo estudiarlo y una traba para su desarrollo. Ya han surgido los primeros sabiondos partidarios de excluir el estudio de sus enseñanzas en las escuelas.
¿Os suena de algo todo esto? En Occidente comenzamos así con la filosofía griega y terminamos con cualquier atisbo del pasado que impidiera el libre comercio y el neoliberalismo, esas teorías económicas que siempre defino como “todo por la pasta” y que ha creado una nueva forma de esclavitud.
No sé si será por la muralla pero China resiste, todavía son muchos los que fueron educados en el código de Confucio, pero los años pasan y las nuevas generaciones siguen atontadas la zanahoria del dinero, sin darse cuenta de lo que están perdiendo ¿Cuánto resistirá la civilización y el pueblo más antiguo del mundo? Si es por el ejemplo occidental unas cuantas décadas.
De momento sólo podemos esperar que esta época materialista pase a la historia y como decía el propio Confucio: “Mientras esperamos que salga de nuevo el Sol, encendamos una vela en la oscuridad”.
Todo un clásico. Giosue Cozzarelli, mis Panamá 2008 explicando quién fue Confucio: El inventor de la confusión.
Su nivel cultural fue descomunal. Para comprenderlo basta pensar que mientras la edad de oro europea duró unos 80 años, la suya duró cerca de 1.000. Esta civilización ha continuado sin interrumpirse hasta hoy; aunque por lo que leo, no se si llegará a mañana por la mañana.
En el año 551 a. C. nació lo que hoy llamaríamos un niño superdotado, pero en lugar de tener un fracaso escolar, se esforzó. Mientras los otros mozuelos jugaban a los juegos tradicionales, él se inventaba sus propios juegos de ingenio, leía a los filósofos y estudiaba, sobre todo estudiaba.
Cuando sintetizó las ideas acumuladas durante siglos por sus antepasados y dio a conocer su pensamiento no hizo lo clásico de crear una religión o una filosofía, que como hemos visto a lo largo de la historia era lo más normal del mundo, dio origen una doctrina moral. Para comprenderla creo que basta con recordar una de sus frases más famosas: “No hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti”. En una sola frase resumió listas enteras de leyes y mandamientos creados por los humanos o supuestamente dictados por los dioses o que dictarían en el futuro.
Su fama se expandió mientras se hizo cargo de la economía de una región, al conseguir con su ética que desaparecieran los ladrones, pero si algo sorprendió de verdad, fue un hecho que ni los dioses habían logrado ¡Los comerciantes eran honrados!
Desde hace mucho más de dos milenios el pueblo chino se ha guiado por sus enseñanzas. Siguieras la religión que siguieras, budismo, animismo o cristianismo, el confucionismo (cuantos “ismos” seguidos) podía ser parte de tu vida; a no ser, claro, que se trate de una religión de odio al infiel o que intente esclavizar a los otros al creerse superiores.
Siempre me gustó Confucio. Fue capaz de demostrar que la espiritualidad no está ligada a la religión, que el uso de la razón también lleva a los más nobles sentimientos y acciones, y que para ser un sabio no debes ir todo el día por ahí con la cara larga diciendo frases profundas, porque encima tenía sentido de humor: "Si un pájaro te dice que estás loco, debes estarlo, los pájaros no hablan”.
Además fue el primer pensador ateo capaz de enseñarnos que se puede dialogar con alguien que no piense como tú sin terminar discutiendo, más aún, que pueden ser amigos y todo, porque para Confucio la educación es una de sus bases. Dice una leyenda que habló con Lao-Tsé (el del Yin y el Yang) y sorprendentemente no terminaron a grito limpio como pasaría hoy en día.
Pues bien, ha empezado el ataque contra Confucio. La China del siglo XXI es comunista y capitalista, mantiene su viejo gobierno pero la sociedad se ha lanzado al consumo despiadado. Pekín ha arrasado los barrios viejos y construye sin parar, por sus calles circulan casi cuatro millones de coches y los nuevos ricos abundan. En un poblado pesquero de pocos habitantes se han levantado 3.000 rascacielos en 20 años. Las condiciones de muchos trabajadores son las de auténticos esclavos, las familias tradicionales se deshacen, una población que no pedía préstamos está en la actualidad hipotecada y endeudada hasta las cejas. Vamos, que están haciendo lo mismo que nos hicieron a los españoles pero en plan descomunal por el tamaño del país, y su caída será más brutal que la nuestra. Pero este capitalismo tiene un terrorífico enemigo: Confucio.
En los últimos lustros se han levantado muchas voces alertando de que una sociedad así está condenada a la destrucción, que se están perdiendo la identidad ética, que no todo es dinero. Los chinos ven desaparecer sus valores más profundos.
La guerra contra el molesto Confucio, que impide que se considere mejor aprovecharse de los demás que ser honrado, ha comenzado. Se escriben artículos en donde se le presenta como un filósofo caducado, remarcando cualquier aspecto que lo muestre como un personaje no tan sabio y preocupado por los demás. De momento se hacen documentales y reportajes en los que sutilmente se le ridiculiza o desprestigia, luego vendrán los que directamente le ataquen hasta que los propios chinos sientan que es ridículo estudiarlo y una traba para su desarrollo. Ya han surgido los primeros sabiondos partidarios de excluir el estudio de sus enseñanzas en las escuelas.
¿Os suena de algo todo esto? En Occidente comenzamos así con la filosofía griega y terminamos con cualquier atisbo del pasado que impidiera el libre comercio y el neoliberalismo, esas teorías económicas que siempre defino como “todo por la pasta” y que ha creado una nueva forma de esclavitud.
No sé si será por la muralla pero China resiste, todavía son muchos los que fueron educados en el código de Confucio, pero los años pasan y las nuevas generaciones siguen atontadas la zanahoria del dinero, sin darse cuenta de lo que están perdiendo ¿Cuánto resistirá la civilización y el pueblo más antiguo del mundo? Si es por el ejemplo occidental unas cuantas décadas.
De momento sólo podemos esperar que esta época materialista pase a la historia y como decía el propio Confucio: “Mientras esperamos que salga de nuevo el Sol, encendamos una vela en la oscuridad”.
Todo un clásico. Giosue Cozzarelli, mis Panamá 2008 explicando quién fue Confucio: El inventor de la confusión.
3 comentarios:
Muy buen artículo, Paco. So no has visto la película, Confucio, hazlo porque es buenísima y salió no hace mucho. A mi siempre ha sido un personaje que me ha encantado.
Besotes!
La película ha sido esta, que anunciaban en Youtube:
http://www.youtube.com/watch?v=VxfwyhdGtyg
¡Eh! No sabía que habían hecho una película sobre él. No me la pierdo. Muchas gracias.
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