Da miedo ver los resultados del flúor

Lo primero que pensé con todo esto del flúor ¿Pero qué pasa con la esperanza de vida? Ha aumentado ¿No? Y sobre todo la esperanza de poder vivir todos esos años sano y no ser un inválido o un demente, estos índices deberían haber bajado si nos están envenenando.

Lo informes más antiguos que encontré eran los del indicador europeo Eurostat que realizó un calculo con los datos recogidos entre 1995 a 2001. Estos datos decían que para el 2003 los europeos íbamos a vivir casi 90 años, con una media de años saludables en España de 66,8 los hombres y 70,02 las mujeres. A principios de este año el informe del Sistema Nacional de Salud español, que sigue con los datos de 2007, da una desagradable sorpresa cuando lo comparas con el antiguo de Eurostat. La esperanza de vida ha descendido a una media de 81,1 y la de vida saludable, los hombres 57,2 y las mujeres 53,4. ¿Por qué una diferencia tan abismal? Difícil de saber pero muy preocupante.

Pero hay algo que si recoge los archivos del SNS. Si nos están “envenenando” ahora moriría más gente que cuando empezó el tema del flúor. Nadie sabe cómo tienen datos anteriores a 2003 si ese año fue el primer informe del SNS, pero en fin, las primeras cifras aparentemente fiables son de 1981, la tasa de muerte era de 7,77 cada 1000 habitantes y en el 2007 de 8,57. Aunque ha ido variando con los años, esto podría explicar la enorme diferencia entre Eurostat y SNS. Mejor no digo nada, mejor me callo y trago saliva.

Quizá estas cifras se deban a factores ajenos al flúor (y su compañero inseparable el yodo), pero no conseguí descartarlo como posible causante, aunque sea parcial, con las estadísticas sobre la salud.

Quise contrastar los datos con los actuales informes de Eurostat, cosa rara, las páginas referentes a los problemas que me preocupaban no funcionaban ¿Qué más podía buscar? Se me ocurrió otra idea, el número de niños sanos al nacer debería haber disminuido y me fui a comprobarlo. Pues bien, según Eurostat veníamos naciendo cada vez mejor los españoles desde 1998 a 2004, pero ese año la cifra de niños con problemas remontó y a partir de ahí no hay datos.

No puede ser, me dije, me esperaban más sorpresas. La Europa de los “12” había aumentado el numero de niños con problemas en 2005, al año siguiente seguía la misma cifra y a partir de ahí sin datos. La Europa de los “15” aumento la cifra en 2004 y luego silencio total, la de los “27” el aumento era en 2005 repetía en 2006 y de nuevo casillas vacías hasta el día de hoy. Quedan claras dos cosas, que en Europa a partir de 2004 nacen más niños con problemas, y que la web de Eurostat o contrata a un webmaster porque es un desastre o no quieren facilitar datos al público.

Así en frío, nacemos peor, vivimos menos años de lo previsto al comenzar a frenarse la esperanza de vida, tenemos más problemas de discapacidades físicas y mentales cuando somos ancianos, y morimos en mayor proporción que hace unos años.

Ya decía yo que era imposible leer sobre tantos aumentos en todos los tipos de enfermedades y que fuéramos más sanos y longevos que Matusalén, si es que el balance no cuadraba. De todos modos siempre saltará el sumiso al sistema afirmando que vivimos más que a principios del siglo XX, también vivimos más que un ciudadano de la antigua Roma cuya esperanza de vida era de 22 años. La cuestión es que no vivimos tanto como deberíamos ni tenemos la calidad de salud que deberíamos. Con los avances actuales sólo faltaba que viviéramos menos que nuestros abuelos.

La otra cuestión preocupante ¿Se está aturdiendo la mente de los ciudadanos con el flúor? ¿Nos están aborregando?

Como algunos médicos protestaron contra la inclusión del yodo en la sal, sus defensores argumentaron entonces que nos hacía más inteligentes y como demostración enseñaron que desde su suministro había aumentado el resultado de los test de inteligencia. Con el flúor ocurrió lo mismo, también nos hacía más inteligentes.

Esta gente tiene un morro que se lo pisa, cualquier aficionado a la historia de la inteligencia sabe que eso es el “efecto Flynn” bautizado así en honor a James Flynn que descubrió en los años setenta, antes del yodo y el flúor, el aumento en la puntuación de los test desde principios del siglo XX.